Como dos extraños

Mientras tu dedo recorre mi cuello, comienzo a olvidar que existo. Había olvidado lo que se sentía; había olvidado recordar a alguien en las noches en las que todo se vuelve en mi contra. Me había acostumbrado a la soledad del que está solo y se siente solo. Sin embargo, como una tímida sombra apareces en mis sueños, en las esquinas de mi cuarto apenas alumbradas por un haz de luz que atraviesa los resquicios de la persiana. Nuestros besos agotan los minutos, los segundos que nunca merecimos. El instante se convierte en eternidad y la eternidad en instante. El corazón palpita a un ritmo casi desconocido. Imprudente.

La caricia se vuelve tierna . Lo último que ahora mismo recuerdo es mi dedo recorriendo tu espalda. El momento justo en el que los cuerpos se entrelazan para, tiempo después, separarse. La respiración entrecortada que se escapaba entre tus manos. Cada retazo de tu piel.

De la piel fundida con el sudor pasamos a la piel descansada. De la mente enmarañada pasamos a la tranquilidad más absoluta. De las irracionales inflexiones de la voz pasamos al silencio cortado por más besos. En cuestión de segundos, conocemos un mundo lejos de éste. Nos instalamos en un punto que puede convertirse en el final de los finales. Es fácil hablar de amor cuando ni tan siquiera sabes hablar. Es sencillo callar cuando no sabes pronunciar palabra.

Debe de ser bello parar el tiempo en el momento en el que los ojos, las miradas se dedican una fracción de segundo. Las llamas nacen para ser apagadas. Sea del modo que sea. Porque el fin justifica los medios. Y yo que pensaba que lo único que conocía del amor eran las canciones que ni tan siquiera son de amor, sino de desamor. Tan fácil es ponerle una etiqueta a las cosas como a los sentimientos. Olvidamos que etiquetar implica desconocer. Porque una imagen mental es una mierda en comparación con todas las imágenes del Universo.

En mis silencios, reconoces a alguien que no soy yo. Me quieres por lo que piensas que soy, y no por lo que soy de verdad. Todos tenemos secretos. Pero una vez traspasada la barrera de lo más íntimo, los sentimientos se dejan de lado. No te culpo. Más bien me culpo a mí por obligarme a sentir algo que no siento, algo que no conozco.

El último recuerdo me vino anoche, mientras trataba de dormir bajo unas sábanas impregnadas por tu olor. Recordé tu piel, tus ojos. Tu tierna sonrisa, el sabor de tu saliva. Y se me hace imposible pensar que todavía no me hayas atrapado, amor.

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2 respuestas a Como dos extraños

  1. KOKYCID dijo:

    «Porque una imagen mental es una mierda en comparación con todas las imágenes del Universo».
    Acojonante. No digo más. Ah si: ummm el amor, la pasión… como nos hacen darnos cuenta de que estamos vivos.

  2. luna :) dijo:

    igual esq empiezas a sentir algo que no habias sentido jamas…
    impresionante , me ha encantado… ya sabes q soy una enchochada de la vida.

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